El pasado 27 de marzo de 2024, la situación en Kirkland Hall se tornó tensa cuando un grupo de estudiantes se vio obligado a abandonar el edificio tras una manifestación. Esta acción se produjo aproximadamente 22,5 horas después del inicio de la sentada, la cual estaba enfocada en la enmienda VSG BDS, que buscaba permitir que los estudiantes votaran sobre el uso de los fondos de la universidad para apoyar el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Antecedentes del conflicto
La sentada tuvo lugar en un contexto de creciente descontento entre los estudiantes, que reclamaban más poder en la toma de decisiones sobre el uso de sus recursos. Al amanecer, en torno a las 6:34 a.m. CDT, la policía de Vanderbilt (VUPD) intervinó, llevando a cabo la orden de desalojo. Durante esta operación, tres estudiantes fueron arrestados, aunque los cargos contra uno de ellos fueron retirados.
Los detalles de los arrestos
- Estudiantes arrestados: Tres estudiantes fueron arrestados durante el desalojo, con Devron Burks, Jack Petocz y Samuel Schulman enfrentando cargos de asalto y agresión.
- Emergencias médicas: Dos estudiantes debieron abandonar la manifestación en la noche anterior por razones médicas o familiares.
- Respuesta estudiantil: Los estudiantes que no fueron arrestados han manifestado su intención de continuar con las protestas hasta que se cumplan sus demandas.
Las reacciones ante la intervención policial
Las acciones de la policía generaron un fuerte descontento entre los manifestantes y bajo la presión de la comunidad, varios de los estudiantes comenzaron a corear “No nos vamos”, afirmando su compromiso con las demandas que habían respaldado durante la sentada. La administración de Vanderbilt fue criticada por no garantizar un espacio seguro y acogedor para las protestas.
Actualizaciones y próximas acciones
Desde el desalojo, la situación ha continuado desarrollándose: Se están organizando nuevas movilizaciones para hacer frente a las decisiones de la administración, y los estudiantes se están uniendo para asegurar que sus voces sean escuchadas en futuros debates sobre política universitaria.
La situación en Kirkland Hall es un reflejo de la tensión creciente en muchas universidades donde los estudiantes exigen más transparencia y participación en la gobernanza institucional. Con la administración enfrentando desafíos de credibilidad, se anticipa un aumento en las protestas estudiantiles y un llamado a la colaboración entre administradores y estudiantes para encontrar soluciones viables que promuevan un ambiente de respeto y diálogo.