La devastación que ha causado la tormenta Boris en Europa central ha dejado una huella imborrable en varias naciones, con al menos 17 víctimas fatales reportadas. Esta es una de las peores inundaciones que Europa ha visto en décadas. Las lluvias, equivalente a más de un mes de precipitación, han arrasado Austria, Polonia, la República Checa y Hungría.
Los efectos son particularmente sombríos en Polonia, donde el gobierno ha declarado estado de emergencia. El Primer Ministro Donald Tusk anunció un paquete de ayuda de emergencia de 260 millones de dólares para las zonas más afectadas. Medidas de contención se están implementando en las áreas devastadas, según la agencia de noticias polaca PAP.
Mientras tanto, en la República Checa, miles de habitantes se enfrentan a la falta de agua caliente y electricidad debido al cierre de plantas de calefacción. En Ostrava, una de las ciudades más afectadas, la planta de calefacción tuvo que dejar de operar debido a las inundaciones, afectando a 280,000 residentes.
Las autoridades también reportaron varias muertes en Rumanía, sumando a la trágica cifra total. Un bombero ha perdido la vida en Austria, y dos hombres, atrapados en sus casas, también fueron encontrados sin vida. La policía en Polonia ha confirmado que cuatro personas fallecieron en el país, mientras que en la República Checa se reportaron tres muertes.
«La situación sigue siendo extremadamente crítica», afirmó el gobernador de Baja Austria, Johanna Mikl-Leitner. Ante la presión de las circunstancias, las comunidades se encuentran en estado de alerta y rescate.
Las tormentas y fenómenos climáticos extremos son cada vez más comunes en Europa, alimentados por el cambio climático. Una atmósfera más caliente con capacidad para retener más vapor de agua resulta en periodos de lluvias intensas, así como océanos más cálidos que provocan tormentas más poderosas.
Las personas en Nysa, Polonia, están luchando para proteger sus hogares de las crecientes aguas. Pacientes, incluidas mujeres embarazadas, han sido evacuados de un hospital local debido a que las instalaciones no podían funcionar correctamente. La situación en la ciudad checa de Litovlje es alarmante, con el 80% de los edificios sumergidos.
Más de 2,600 personas han tenido que ser evacuadas en 24 horas, gracias a un despliegue del ejército polaco. Por otro lado, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha intentado calmar las inquietudes de la población en Budapest, asegurando que los expertos creen que los niveles del agua permanecerán manejables.
«Es probable que los episodios de lluvias extremas se intensifiquen a medida que el planeta se calienta», advierten los científicos. No sólo se están enfrentando consecuencias inmediatas, sino que las repercusiones del cambio climático se van a agravar si no se toman acciones inmediatas.
Las autoridades de crisis de la UE están preparadas para proporcionar ayuda de emergencia en caso de que Polonia lo solicite, incluyendo bombas de agua y equipos de rescate. Mientras tanto, la geografía del continente se reconfigura ante la inclemencia del clima.
Europa, como el continente que se calienta más rápido en el mundo, necesita un cambio significativo en las políticas climáticas. Mientras la tormenta Boris causa estragos, el desafío de mitigar el cambio climático y adaptarse a un entorno en crisis se presenta cada vez más urgente. Los gobiernos deben actuar ahora antes de que estas tragedias se conviertan en una constante.
