En el mundo de los videojuegos, el respeto y la seguridad en la comunidad son esenciales. Sin embargo, este principio a menudo se pone a prueba por situaciones de acoso que pueden surgir. Recientemente, hemos visto un caso notable en Sea of Thieves, donde varios streamers han expresado su descontento al abandonar el Programa de socios raros como una forma de protesta.
La controversia comenzó cuando el canal de Twitch SayHeyRocco fue expulsado del programa tras denunciar públicamente el acoso sufrido por él y su pareja, quienes operan el canal. Esta situación ha generado un aumento en la preocupación sobre el ambiente de toxicidad que muchos creadores de contenido enfrentan en el juego.
En un informe publicado por Kotaku, se enfatiza que algunos empleados de Rare, la compañía detrás de Sea of Thieves, están también molestos por la falta de acción frente al acoso, aunque muchos temen hablar públicamente sobre el tema debido a posibles repercusiones en sus carreras
La comunidad de Sea of Thieves ha sido criticada por no abordar problemas de bullying y comportamientos tóxicos que se propagan entre los jugadores. Este contexto ha llevado a varios creadores a cuestionar la seguridad y la ética del programa de socios raros, que está diseñado para apoyar a los streamers.
Acciones de la comunidad
En respuesta a la expulsión de SayHeyRocco, otros importantes streamers como Jason Sulli, Carrillo y Gullible Gambit también decidieron dejar el programa, mostrando su apoyo y solidaridad. Aunque Rare ha afirmado haber implementado cambios en el programa de socios, aquellos que conocen los detalles han señalado que es difícil discernir cuáles son esos cambios, debido a la confidencialidad que rodea el programa.
Este desenlace nos invita a reflexionar sobre la necesidad de cuidar y proteger a los individuos dentro de estas comunidades. Es fundamental que las plataformas de streaming y los desarrolladores de juegos adopten un enfoque más proactivo para manejar el acoso y la toxicidad.
Conclusión
Nunca subestimemos el impacto que el bullying y el acoso pueden tener en la vida de los streamers y en la comunidad de juego en general. Este caso nos recuerda que, como consumidores y aficionados a los videojuegos, debemos exigir un entorno más seguro y amigable donde todos puedan disfrutar y compartir experiencias sin miedo.
Las plataformas deben trabajar intensamente para establecer normas claras contra el acoso y garantizar que se cumplan. Solo así podremos construir una comunidad de videojuego más equitativa y solidaria.