En las últimas semanas, las fuertes lluvias han causado graves inundaciones y deslizamientos de tierra en grandes extensiones del sur de China, dañando casas, cultivos y carreteras.
En la provincia de Hunan, 10 personas murieron este mes y tres siguen desaparecidas, con 286.000 personas evacuadas y un total de 1,79 millones de residentes afectados, dijeron funcionarios en una conferencia de prensa el miércoles.
Más de 2.700 casas se derrumbaron o sufrieron graves daños, y 96.160 hectáreas de cultivos quedaron destruidas, grandes pérdidas para una provincia que sirve como un importante centro para la producción de arroz en China. Las pérdidas económicas directas se estiman en más de 4.000 millones de yuanes (600 millones de dólares), dijeron las autoridades.
A fines del mes pasado, las inundaciones y los deslizamientos de tierra mataron a ocho personas en la provincia costera de Fujian, cinco personas en la provincia suroccidental de Yunnan y dos niños que fueron arrastrados por torrentes en la provincia de Guangxi.
Las inundaciones de verano son comunes en China, especialmente en áreas agrícolas densamente pobladas a lo largo del río Yangtze y sus afluentes. Pero los científicos han estado advirtiendo durante años que la crisis climática amplificará los eventos climáticos extremos, haciéndolos más mortales y frecuentes.
El calentamiento global ya ha hecho que las precipitaciones extremas sean más intensas en la región de Asia oriental, que incluye el sur de China. Se espera que la intensidad y la frecuencia de los eventos de lluvias extremas aumenten a medida que la Tierra se calienta, según los últimos datos científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. El número de poderosos ciclones tropicales también ha aumentado.
La tragedia se ha apoderado de la nación, lo que genera dudas sobre qué tan preparadas están las ciudades chinas para el clima extremo.