No hay perjuicio que dure cien años, aunque la prohibición del dividendo que se impuso el 27 de marzo a Banco Central Europeo (BCE). Y es que en los últimos meses no hay ocasión en la que los responsables de los principales bancos españoles no se hayan quejado o criticado la medida del BCE de limitar la distribución de dividendos a todo el sector bancario europeo como iniciativa con la que pretende que las entidades refuercen su solvencia para evitar sorpresas desagradables ante el futuro incierto derivado de la crisis sanitaria, convertida ahora en crisis económica.
Los argumentos esgrimidos por los banqueros contra esta medida son diversos, totalmente creíbles y comprensibles, y más para los accionistas, en general fondos de inversión o fundaciones bancarias, aunque también hay pequeños inversores.
Que si no hay recompensa para el accionista, se irá a otros sectores donde el dividendo no está restringido; que no todos los bancos son iguales y, por tanto, no todos pueden medirse con el mismo estándar; que volver al dividendo ayudará a la economía y a los inversores a confiar en el sistema financiero, son argumentos que los presidentes o directores generales de los bancos han repetido desde el día en que el supervisor europeo decidió suspender la distribución de parte de los beneficios a quienes arriesgan su dinero en participar en el capital de estas instituciones.
La semana pasada las principales entidades financieras del país (Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Sabadell) presentaron sus resultados correspondientes a los primeros nueve meses del año conocido como Covid-19 (por cierto, y como se ha vuelto habitual, pero no comprensible, tres de estas instituciones volvieron a reunirse el mismo día para comunicar sus beneficios o pérdidas). En estos eventos todos sus ejecutivos criticaron la medida del BCE.
El CEO de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, afirmó que es “algo necesario para que una empresa retribuya a sus accionistas. Una empresa que no paga dividendo no valdría dinero porque inviertes y no obtienes nada ”. Y agregó que un pago cero de dividendos puede generar efectos colaterales negativos, ya que hay fondos que solo invierten en empresas que devuelven al accionista.
Los banqueros ahora agregan
otro argumento
a favor de la distribución de dividendos:
si sigues tu veto
«Será restringido
El credito»
Su contraparte de BBVA, Onur YoungEl viernes también se refirió al veto a los dividendos, pero su argumento chocó contra el epicentro de, precisamente, lo que el BCE quiere evitar con esta medida, que se corte el flujo de crédito. El número dos de BBVA advirtió: “Debe ser una medida temporal para no penalizar a los accionistas frente a otros sectores. El veto aumenta el coste del capital, la rentabilidad mínima que tienes que calcular para prestar, porque consumes capital cuando das un préstamo, aumentando así el umbral. Esto significa que se tomará prestado menos. La proyección del pago de dividendos afecta el apetito de los bancos por prestar ”.
El CEO de Santander, José Antonio Álvarez, explicó hace unos días que no repartir dividendos «eleva innecesariamente el costo de capital para los bancos». “Los bancos han más que duplicado su stock de capital, pero el flujo es muy importante, que proviene de la rentabilidad, de la perspectiva hacia el futuro y de la confianza que se genera. El dividendo es parte intrínseca de esto ”, enfatizó. Pero todo dicho tiene su contra-dicho y todo enunciado tiene su contradicción o negación.
La semana pasada el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, refutó algunos de los argumentos de los banqueros. Aseguró que no repartir dividendos no eleva el precio del financiamiento bancario en los mercados, mientras que sí ayuda a reforzar la fortaleza del capital del sector. El veto, explicó, «ha permitido limitar los efectos colaterales de esta medida sobre la capacidad de las entidades para emitir instrumentos de capital a un costo adecuado».
Hernández de Cos agregó que la decisión final tendrá en cuenta la situación macrofinanciera que atravesamos en ese momento. La recomendación de prudencia en este ámbito debe seguir vigente mientras persista la incertidumbre actual y se consolide una sólida recuperación económica ”.
El 27 de octubre Andrea Enria, presidenta del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo, comentó algo similar en el Parlamento Europeo. Dijo que la decisión final sobre si levantar el límite de dividendos en enero de 2021 se tomará después de que el BCE publique su gráfico macroeconómico y sus pronósticos, que se producirán el 10 de diciembre.
Hasta entonces, los bancos tendrán que esperar. Por supuesto, sea cual sea la decisión del BCE, lo cierto es que las entidades financieras podrán pagar dividendos con cargo a 2020 y 2021 tan pronto como se levante el veto. Es una medida reversible.
Por cierto, los resultados del tercer trimestre de los bancos españoles han sido casi en general mejores de lo que esperaban los analistas. El negocio ha crecido y las pérdidas o prácticamente han desaparecido, como en el caso de BBVA, que ha pasado de sumar unas cifras rojas hasta junio de 1.157 millones a perder 15 millones en septiembre; o se han reducido, como en el caso de Banco Santander, que ha registrado unas pérdidas de 9.048 millones, frente a los números rojos de 10.800 millones de euros acumulados hasta junio.
Pero, si bien los mensajes de los bancos en su presentación de resultados han sido menos pesimistas de lo esperado de cara a la segunda ola del coronavirus, el Banco de España sigue alertando del peligro y de las enormes incertidumbres que prevén sobre el fin de año y hacia 2021, y también 2022. Ni siquiera descarta una crisis financiera, algo que los responsables del sector han desmentido por completo. “Los bancos están mejor preparados y tenemos mucho más capital que en 2008, y el nivel de apalancamiento es mucho menor. Ahora los bancos son parte de la solución ”, repiten como si fuera el estribillo de una canción de moda. Pero por el bien de todos, esperemos que tengan razón.