El último gran acto de canibalismo galáctico en la Vía Láctea fue sorprendentemente reciente

Los recientes descubrimientos del telescopio espacial Gaia revelan que la Vía Láctea ha canibalizado una pequeña galaxia no hace mucho tiempo, desde una perspectiva cósmica. De hecho, la última gran colisión entre nuestra galaxia y otra parece haber ocurrido mil millones de años más tarde de lo que se pensaba anteriormente. A lo largo de los últimos años, hemos ido descubriendo que la Vía Láctea se expandió tras una serie de colisiones violentas, donde galaxias más pequeñas fueron destruidas por la potente influencia gravitacional de nuestra espiral galáctica.

Estos episodios de canibalismo galáctico se esparcen, lo que permite que las estrellas de las galaxias devoradas se distribuyan por el halo que rodea el disco principal de la Vía Láctea. Este fenómeno no solo afecta el crecimiento galáctico, sino que también crea “arrugas” en la estructura de nuestra galaxia, las cuales impactan a diferentes familias de estrellas, y también de distintas manera.

Gracias a su capacidad para identificar con gran precisión la posición y movimiento de más de 100,000 estrellas locales, Gaia busca contar la historia de la Vía Láctea a través de estas arrugas, proporcionando así información valiosa sobre los eventos pasados de colisiones galácticas. En palabras de Thomas Donlon, jefe del equipo de estudio del Instituto Politécnico y Rensselaer, “Cuando observamos la evolución y disipación de estas arrugas a través del tiempo, podemos rastrear los momentos críticos específicos en la historia de la Vía Láctea. Descubrimos que la última gran fusión ocurrió mucho más tarde de lo esperado”.

Las estrellas del halo: un misterio

Dentro del halo de nuestra galaxia, se han detectado estrellas que presentan órbitas extrañas, muchas de las cuales son consideradas “restos” de galaxias que anteriormente fueron devoradas por la Vía Láctea. La existencia de estas estrellas permite a los científicos plantear la posibilidad de una fusión masiva, ocurrida durante la infancia de la Vía Láctea, generando lo que se conoce como el evento GSE (fusión Gaia-Sausage-Enceladus).

Desde 2020, Donlon y su equipo han estado comparando las “ondas galácticas” observadas por Gaia con simulaciones que los ayudarían a entender cómo estas colisiones podrían haber dado origen a tales formaciones. Sin embargo, nuevos datos del catálogo del Telescopio Espacial indican que estas estrellas pueden haberse formado como resultado de una colisión galáctica diferente, la denominada fusión radial de Virgo, que se piensa tuvo lugar hace aproximadamente 2,700 millones de años.

Nota: La investigación sobre el comportamiento estelar en el halo proporciona valiosas pistas sobre la historia de la formación galáctica y cómo los eventos de fusión afectan la estructura de nuestra galaxia.

Ajustes en la comprensión galáctica

En las últimas décadas, ha circulado la idea de que la Vía Láctea había crecido a través de una serie de fusiones masivas en sus primeras etapas. Sin embargo, este nuevo análisis trae a la mesa un cambio monumental, sugiriendo que gran parte de las estrellas que concebimos como parte de la Vía Láctea podrían haberse integrado solo en los últimos mil millones de años.

La observación de Gaia revela que estas interacciones son menos frecuentes de lo que se pensaba anteriormente. Este hallazgo también despierta la interrogante sobre la [naturaleza exacta](https://www.elpalco.com.sv/) de las fusiones galácticas y cómo definen la composición de nuestra galaxia y su evolución en el tiempo.

Perspectivas futuras

A medida que continúan los avances en la tecnología de observación y análisis, el papel del telescopio Gaia continúa siendo fundamental para reescribir nuestra comprensión de la historia galáctica. La capacidad de este telescopio para cartografiar más de 1.5 mil millones de estrellas está acercando a la comunidad científica a un entendimiento mucho más preciso sobre la Vía Láctea.

“La historia de la Vía Láctea está en constante transformación, gracias a los datos emergentes de Gaia”, concluye Donlon. “Nuestro entendimiento de las fusiones galácticas ha cambiado drásticamente en la última década, y esperamos que este proceso continúe a medida que obtengamos información aún más precisa.”

La investigación realizada por el equipo fue publicada en mayo en los Avisos mensuales de la Royal Astronomical Society. En resumen, Gaia no solo ha proporcionado una nueva perspectiva en la historia de la Vía Láctea, sino que también ha planteado más preguntas sobre las implicaciones de nuestras observaciones actuales en el futuro de la astronomía.

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Arnaud Chicoguapo

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