El presidente Iván Duque ha nombrado a Carlos Eduardo Correa Escaf como nuevo Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, en sustitución del ministro saliente, Ricardo Lozano. Este nombramiento revierte la política ambiental del gobierno, buscando un impulso renovado en temas de sostenibilidad.
Correa, quien fue alcalde de Montería de 2012 a 2015, ha estado involucrado en el gobierno anteriormente como alto consejero para las Regiones durante la administración de Juan Manuel Santos. En la ceremonia de posesión, el presidente Duque le entregó una serie de tareas importantes que incluyen la aceleración de la transición energética, la promoción de la movilidad limpia, y la lucha contra la deforestación.
Uno de sus retos más importantes es la reforma de las Corporaciones Autónomas Regionales, que son canales cruciales para la gestión ambiental y deben operar sin la influencia de la política partidista. Duque enfatizó que estas corporaciones deben ser auténticas y verdaderas en su papel de salvaguardar los ecosistemas del país, diciéndole a Correa: «Colombia merece una reforma a las Corporaciones Autónomas Regionales, para que sean autoridades ambientales genuinas, al servicio de la ciudadanía en la protección de los ecosistemas».
Algunos activistas ambientales han celebrado este nombramiento, a la vez que han señalado los grandes desafíos que enfrenta. Carlos Correa tiene la oportunidad de establecer un nuevo enfoque hacia la política ambiental, teniendo a su espalda una amplia experiencia en la administración pública y un compromiso real con la sostenibilidad.
Manuel Rodríguez, un exministro de Medio Ambiente, ha delineado los cinco desafíos más críticos que deberá enfrentar Correa:
- Negar licencias ambientales para los proyectos en áreas sensibles como el páramo de Santurbán y Quebradona.
- Aumentar la ambición en la lucha contra la deforestación.
- Finalizar la formulación del Plan Nacional Forestal 2020-2030.
- Probar la implementación del Convenio de Escazú, que busca garantizar el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales.
Entre las expectativas que se tienen sobre su conducción como Ministro de Medio Ambiente destacan su capacidad para lidiar con las controversias sobre el fracking y las prácticas de fumigación con glifosato en zonas de cultivo. La crítica social ha sido fuerte en estos aspectos y Correa necesita establecer un diálogo abierto y constructivo con la ciudadanía, asegurando que las decisiones se tomen en un marco de participación y transparencia.
La llegada de Correa también ha sido marcada por retos inherentes a su carrera pública, como lo son los escándalos en los que estuvo involucrado en Córdoba. Sin embargo, su experiencia en el manejo de la crisis del COVID-19 y su sólida relación con el gobierno actual le otorgan una oportunidad única para demostrar su efectividad en un cargo tan crítico como lo es el Ministerio de Medio Ambiente.
En resumen, la llegada de Carlos Correa al Ministerio podría significar un cambio de rumbo en la política ambiental de Colombia, siempre y cuando se prioricen los intereses del medio ambiente sobre los intereses políticos. Esto hará su gestión un testimonio de cómo la política puede integrarse con el desarrollo sostenible, por el bien del país y su gente.