La Estación Espacial Internacional (ISS) ha hecho una fascinante observación de la naturaleza: los ‘chorros’ azules de relámpagos. Estos fenómenos extraordinarios, detectados por el dispositivo ASIM de la Agencia Espacial Europea, elevan las nubes de tormenta hacia arriba, impactando posiblemente en las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre. Los rayos azules emergen desde la cima de las nubes, lo que los hace difíciles de visualizar y estudiar desde la superficie terrestre.
Importancia de los Chorros Azules
El fenómeno capturado alcanza la estratosfera y dura menos de un segundo, pero su estudio podría revelar mucho sobre la formación de rayos. También se cree que estos chorros azules podrían afectar las concentraciones de gases de efecto invernadero, por lo que se necesita más investigación para entender plenamente su impacto ambiental.
- ASIM: Conjunto de cámaras, fotómetros y un detector de rayos X/gamma.
- Visibilidad: Observados desde la ISS a 400 km de altura, difícilmente se ven desde Tierra.
Una observación notable ha sido el chorro azul detectado que se originó de una nube sobre la isla de Nauru. El análisis demostró que eventos como ‘elfos’, anillos de emisiones ópticas y ultravioleta, también se generan debido a estos fenómenos.

Explorando lo Desconocido
La misión ASIM ha abierto nuevas dimensiones en la investigación de descargas eléctricas atmosféricas. Según Astrid Orr, coordinadora de ciencias físicas de la ESA, los descubrimientos del ASIM son solo el comienzo de lo que se puede aprender sobre las tormentas eléctricas y la atmósfera superior.
La capacidad de observar y analizar estos fenómenos con mayor eficacia genera una curiosidad inigualable en la comunidad científica y podría influir significativamente en nuestra comprensión de los procesos atmosféricos.
¿QUÉ SON LOS “SPRITES ROJOS”?
El fenómeno más conocido asociado a estos eventos son los sprites rojos, que son descargas eléctricas que se manifiestan sobre tormentas muy activas. Aparecen en la ionosfera, puesto a una altura de entre 60 y 90 km, y son visibles como resplandores rojos y azules.
Los detalles completos de este estudio se han publicado en la prestigiosa revista Nature, destacando la importancia de la colaboración internacional para lograr estos avances científicos y su potencial para descubrimientos futuros en la comprensión de nuestro universo y sus complejidades atmosféricas.