BARCELONA (JORDI BLANCO) – El Barça corre y el Barça gana. 0-3 en Balaídos a un Celta que quiso … Pero no pudo. El equipo de Koeman busca su mejor versión, con urgencia, pero en el camino, dejando detalles, impone una intensidad que mezclada con la indiscutible calidad de sus jugadores basta para superar obstáculos. Si el Villarreal cayó aplastado en 40 minutos a toda velocidad, con la participación estrella de Ansu Fati, en Vigo no rebajó ni un ápice ese ánimo. Y también tuvo un protagonista estrella en la plantilla para sumar su segunda victoria de la temporada.
Se sobrepuso a una expulsión, polémica, al límite del descanso, de Lenglet para demostrar que la inferioridad numérica durante toda la segunda parte no le provocó ningún cambio de táctica, mucho menos de intensidad. Si tienes que correr, corres; si tienes que pelear, peleas; si tienes que empujar … Empujas hasta el límite. Lisboa ya no existe … Parece.
Tocar, posicionar, triangular y desmarcar con el balón; empuja muy alto, recupérate y comienza de nuevo. Faltaba, todavía faltaba, ajustar el juego de combinación pero la imagen de este Barça no se parece, en absoluto, en absoluto, al equipo que se arrastró como un alma en pena durante la segunda mitad de la pasada temporada.
El Celta de Òscar quiso pero no pudo. El técnico catalán, un joven en la época del Dream Team que llegó a jugar al lado de Koeman y cuya apuesta futbolística nace, nutre y muestra de forma indiscutible la filosofía azulgrana, propuso un partido abierto y prácticamente con la misma idea como el Barça: mucha presión, juego rápido y mucha intensidad.
La idea lo retuvo durante 11 minutos, que tardó Ansu Fati en recoger un pase extraño de Coutinho, controlando su orientación hacia la portería y desatando un inesperado disparo desde fuera, que abrió el marcador. Y con el marcador a favor … Más de lo mismo.
BARÇA VIEJO / NUEVO
Que el Barça ha iniciado una nueva etapa se descubrió, quizás con mayor evidencia, a partir de ahí. En medio de una tormenta, con mucho viento, con frío, con un estadio vacío … En tiempos no muy lejanos ese 0-1 habría provocado relajación. Pero esos tiempos son historia.
No hace falta cambiar de nombre, Ronald Koeman lleva semanas probando porque lo que se necesita es cambiar de actitud. Y ahí radica el secreto que ya no es tan secreto del
El equipo azulgrana, vestido de negro, lo dio todo de principio a fin para ganar, crecer y empezar a gustar y gustar.
Recuperó 36 balones en la primera parte … de los cuales 17, prácticamente la mitad, fueron en el campo contrario, varias veces cerca del área, incluso dentro del equipo de Vigo para demostrarle, a medida que pasaban los minutos, que la misión iba a Ser imposible para el Celta.
Sin tener que buscar siempre a Messi, el Barça vive mejor y el propio Messi parece vivir con más tranquilidad. Interviene menos pero interviene con el criterio que se supone el capitán, conocido por él. Eso explica el 0-2 que Lucas Olaza marcó en su propia portería, desviando fatalmente un centro de Leo como colofón a una excelente jugada personal, marca de la casa.
Ni con el 0-2 se bajó el Barça ni tampoco se rindió el Celta, que peleó hasta que pudo y disfrutó de alguna ocasión, un balón al larguero como jugada más peligrosa, para acortar distancias … otra cosa. Así, hasta el final, sin agacharse, sin calmarse, sin más. Hasta que Sergi Roberto terminó la faena en el tiempo añadido para lograr el 0-3 definitivo.
Mientras busca su mejor versión, corre, presiona, pelea y se rinde a la misión impuesta por Koeman. Y gana, gustándose y empezando a gustarle.