El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha anunciado que Brasil será el país anfitrión de la Copa Mundial Femenina de 2027. Este anuncio, realizado durante el 74º Congreso de la FIFA en Bangkok, Thailandia, marca un momento histórico, ya que Brasil se convierte en el primer país sudamericano en albergar este prestigioso torneo. La victoria de Brasil en la votación, donde superó a una candidatura conjunta de Bélgica, Alemania y los Países Bajos, genera expectativas sobre la promoción y desarrollo del fútbol femenino en la región.
Durante el proceso de selección, las propuestas de Brasil fueron muy bien recibidas, en especial su plan de utilizar estadios de gran capacidad que ya han albergado torneos internacionales anteriores. La elección de ciudades sede también se ha decidido estratégicamente, buscando facilitar el traslado entre diferentes sedes mediante trenes, lo que demuestra un compromiso con la sostenibilidad. Este enfoque está alineado con las prácticas de desarrollo sostenible promovidas por la UEFA.
El torneo no solo representa un hito para el país anfitrión, sino que también otorga a la Federación Brasileña de Fútbol una gran responsabilidad. Con el objetivo de establecer un legado duradero, se espera que el torneo impulse la inversión en iniciativas de fútbol femenino en todo el continente. En un contexto donde muchas federaciones sudamericanas aún deben mejorar su compromiso con el desarrollo del fútbol femenino, la presión ahora recae sobre Brasil para liderar el cambio.
Desafíos y Oportunidades
A pesar de los aplausos por la elección de Brasil, los desafíos son significativos. La preparación para albergar un evento de esta magnitud en un plazo de tres años requerirá compromiso y recursos. Se prevé que el Mundial atraiga a 2,000 millones de espectadores, lo que ejercitará aún más la necesidad de instalaciones adecuadas y accesibles.
- Desarrollo de infraestructuras: La inversión en estadios y en la logística de transporte debe ser una prioridad máxima.
- Desarrollo del talento: Se requiere un esfuerzo renovado en la promoción del talento femenino local y en las ligas femeninas.
- Acciones sostenibles: Las autoridades brasileñas deben demostrar que pueden llevar a cabo un evento sustentable, evitando el uso excesivo de vuelos nacionales.
La elección de Brasil como anfitrión de la Copa Mundial Femenina es, sin duda, un paso positivo hacia la promoción del deporte entre las mujeres en la región. Sin embargo, como señala la crítica, la clave será asegurar que la atención mediática y el interés puedan convertise en oportunidades reales para el crecimiento del fútbol femenino en el continente.
Próximos Pasos
A medida que se aproxima la fecha del evento, las federaciones sudamericanas, lideradas por Brasil, deben aprovechar esta oportunidad para re-evaluar sus prioridades y commitirse en serio al desarrollo del fútbol femenino, institucionalizando programas de capacitación y promoción que no solo beneficien a las selecciones nacionales, sino que también sean sostenibles a largo plazo para la comunidad futbolística local.
Con la mirada fija en el Mundial, todos los involucrados tienen la responsabilidad de asegurar que el legado de este evento vaya más allá de las semanas de competencia, sentando así las bases para un futuro más brillante para el fútbol femenino en Sudamérica.